LO QUE NO TE PODÉS PERDER
Uno de mis pequeños orgullos cotidianos es el de desconocer ciertas cosas. Cuando abro el yahoo y veo las tendencias del día, tengo un secreto goce al desconocer algunas. Siempre consideré nocivo estar al tanto de todo “lo que pasa”, y muy relativo lo noticiable.
Hoy, por ejemplo: ¿quiénes son las hermanas Pombo?
No me lo contesten. No quiero saber.
(Hermanas Pombo, no es personal.)
Se que a veces me resistí de caprichoso y después me entregué. Se que no está bien, que a veces es un hábito antipático como comerse las uñas, pero he obtenido un secreto placer negándome repetidamente a esas cosas que todos hacen, como ver Lost, Harry Potter, o saber la tabla de posiciones. No conozco a Lady Gaga, por ejemplo. (Y vende más que los Beatles, no?).
Esto de rechazar la tendencia y no caer en lo popular (con la contradicción de a la vez querer serlo), sé que me hace estar afuera. Es probable que por esa tara me pierda algunas cosas. Llegué tarde a Los Soprano o a Mad Men, pero llegué y me convertí yo en el plomo que anda diciendo: “no te la podés perder”.
En fin. Prometo enterarme quiénes son las Pombo si aguantan un mes más en el candelero.
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