martes, 30 de abril de 2013

en NADIR también!


Nadir librerías



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Nadir Belgrano
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viernes, 26 de abril de 2013

El varón "susanito". ¿Por qué no?



Está claro; la mujer avanzó y sigue avanzando. El machismo es mala palabra y los derechos tienden a igualarse. El mandato de “serás la esposa de”, “criarás a tus hijos, harás la comida y coserás pitucones” está demodé hace tiempo. El sueño de ser “ama de casa” ya da vergüencita a la mujer de hoy, y casi todas quieren desarrollar su vocación y accionar en el mundo laboral; “salir a cazar” para el sustento, y esas cuestiones que, durante siglos, le correspondieron más al hombre. Hasta ahí todo bien. ¿Pero qué pensarían de un varón cuyo sueño fuera “ser amo de casa y criar hijos”?


Hay varios síndromes femeninos que hoy el hombre ya tiene: la histeria, por ejemplo. Era jurisdicción exclusiva de ellas, y dejó de serlo: ellos también histeriquean, hace rato. Pero hay roles que parecen no cambiar. ¿Por qué suena raro que un varón (heterosexual) quiera encargarse a pleno del cuidado permanente de sus hijos, la casa, la ropa y la comida, en lugar de salir a la jungla laboral? ¿Seguirá por siempre siendo esto así? ¿Sostendrá la sociedad por mucho tiempo al resto de los mandatos de género? ¿Cuán femenino es cambiar un pañal o ir a la mercería? ¿Cuán masculino es salir a trabajar para pagar las cuentas?
Llegaremos a decir algún día: “detrás de toda gran mujer hay un gran hombre”?


La realidad es que, independientemente del positivo avance femenino sobre roles históricamente masculinos, es casi inconcebible que un varón desee ocupar roles de mujer sin ser tildado de homosexual. Si sabe coser, si sabe bordar, es una señorita de San Nicolás. Ningún macho que se precie de tal elegiría las tareas domésticas para su vida. (Aún si lo que gana la mujer alcanza, ninguno se queda del todo en casa. Suele disminuirlo frente a ella y la sociedad.)



Pero sí sucede a muchos varones que han sido padres, que la identidad genérica se les transforma. La paternidad es un factor clave, que los conecta con su lado femenino. El amor tierno, la empatía y delicadeza brotan junto al cuidado de los hijos, y a veces se desea internamente quedarse todo el tiempo con ellos; puede fantasearse con vivir consagrado a su crianza en lo cotidiano (como lo haría una madre.)


Pero los mandatos están para seguirse y el retobarse tiene su riesgo. Diversos estudios advierten los problemas de trastocar las tareas de cada sexo en el hogar. Investigaciones realizadasen Washington y Madrid, por ejemplo, sugieren que respetar el papel tradicional de cada sexo en la pareja, influye en la frecuencia de sus encuentros sexuales.  
“(…) De las  que participaron en el estudio, que en promedio tenían cinco relaciones al mes, se duplicó la cifra en las que el marido no cocinaba ni fregaba.”
“(…) En las parejas en que el hombre participa con más regularidad en las tareas consideradas del rol femenino, su número de relaciones sexuales es menor.”


¡Pero que no nos frene ese castigo del imaginario si queremos lavar los platos o cortar uñas!
Prestar atención a nuestro sexismo imperante ya es un avance: comencemos por no discriminar esta idea de un varón “Susanito”, que sueñe para su vida el rol que siempre le correspondió a la mujer.
Y cierta hembra exitosa, ambiciosa, trabajadora en su vocación, fálica, independiente y luchadora debería, porqué no, aceptar la opción de un macho amo de casa que la esperase con la comida humeante y los chicos bañados, para acurrucarse juntos preguntándose: “¿Cómo te fue, mi amor?..”




miércoles, 17 de abril de 2013

A cuánto vas


Cuando era niño mi sistema de desplazamiento era correr. Si me mandaban a comprar algo, normalmente iba corriendo. No solía caminar; y no lo hacía de apurado ni nada. Así somos de niños. Como los cachorros púberes que, desplegando el doble de energía que su madre, le corretean alrededor, mientras ella va al paso plácido. He notado que los chicos de hoy al desplazarse de un sitio a otro no trotan tanto como lo hacíamos nosotros; son más de caminar atareados con su ipod u otros dispositivos; pero eso es otro tema.




En su libro “Bestiaria” dice Carolina Aguirre: “En la primaria, a las mujeres no nos interesa si los chicos son altos, si tienen espalda ancha o si se visten bien. Hasta los diez u once años, para nosotras el atributo más sensual que un hombre puede tener es correr más rápido que todos los demás en la clase de gimnasia.”


Ser veloz debe ser la primera cuestión competitiva que aqueja al varón. Más tarde será jugar bien al fútbol, al rugby, al tenis. Ser valiente y aguerrido. En la vida adulta todo eso irá reemplazándose por los logros económicos, dinero, poder, prestigio o fama.
Sin embargo, sabemos que las comparaciones no nos hacen bien, y nos conducen a la frustración, ya que siempre habrá alguien en mejor posición que la nuestra. Son la raíz del desorden, según Krishnamurti: el conflicto surge de "compararse con otro"; "compararse con lo uno debería ser”, "imitar un ejemplo”. Porque siempre habrá un conflicto entre "lo que se es" y "lo que se debería ser."









Cuando entré a primer año de la secundaria, de correr por esparcimiento pasé a correr vomitando. La pista de atletismo me fue bastante hostil. El primer día de gimnasia, para dividirnos según capacidad deportiva, nos hicieron correr 1200 metros. Eran tres vueltas. Recuerdo el número que a mi llegada arrojó el cronómetro: 5´ 55.
Y para siempre, nos dividieron en horarios, en tres grupos: el primero, de los superdotados deportistas o altos; el intermedio, de los medianos, (donde quedé yo con mis dignos 5 minutos con 55), y por último el tercero: el de los gordos o lentos.
Estrené mi adolescencia sufriendo al compararme con el primer grupo; claramente ni miraba al tercero.

Pero algo en mi interior ya tejía un desagrado por la competencia.






La competencia siempre era física. Un ejemplo de ello es que al empezar la secundaria, a “1ro 1ra” iban quienes más inglés sabían. Yo podía haber ido ahí porque sabía inglés, pero taché un par de respuestas en el examen y quedé en 2da. No quería exigirme de más, y prefería empezar holgado. En cambio en gimnasia para mí no existió esa especulación: si hubiera sido más relajado, tal vez hubiera corrido menos, para ir a parar al grupo de los lentos y ser cabeza de ratón gordo en vez de cola de león alto. Y no. Se jugaba mi honor en el número en que llegaba a la meta.
Algunas veces he terminado vomitando a un costado de la pista por exigirme ser el hombre nuclear.


5´ 55. Hay números que no se olvidan. Como el del sorteo de la colimba. Como el récord sexual. Hay números en el guión que nos escribimos; hay cifras oficiales que adoban la forma en que nos contamos la historia de nuestras vidas.
Uno, cinco, catorce. Ochocientos. Creemos que los números también nos describen; que las cantidades nos hacen más o menos decorosos. Y eso es un problema.
Bueno; por lo menos es uno solo.



lunes, 15 de abril de 2013

Canal Voltaire


"Una colección de pensamientos debe ser una farmacia donde se encuentra remedio a todos los males."


"La incertidumbre es una posición incómoda. Pero la certeza es una posición absurda."


"La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda."


 "Sólo es posible afirmar en geometría."


"Para conseguir la más pequeña fortuna, vale más decir cuatro palabras a la querida de un rey que escribir cien volúmenes."


"Suerte es lo que sucede cuando la preparación y la oportunidad se encuentran y fusionan."


"El divorcio probablemente se remonta a la misma época que el matrimonio. Yo creo, sin embargo, que el matrimonio es algunas semanas más antiguo."


"Lo maravilloso de la guerra es que cada jefe de asesinos hace bendecir sus banderas e invocar solemnemente a Dios antes de lanzarse a exterminar a su prójimo."


"Conviene siempre esforzarse más en ser interesante que exacto; porque el espectador lo perdona todo menos el sopor."


"Al venir al mundo uno llora y los demás se alegran, es necesario morir riendo y que los demás lloren."



VOLTAIRE - 1694 / 1778. Filósofo y escritor francés.


Stevie Wonder & Sting - Higher Ground and Roxanne (Live)


Dónde se consigue mi libro


LIBRERÍAS DONDE NO ESTÁ AGOTADO


LIBRERÍAS DONDE CONSEGUIR EL LIBRO:



BOUTIQUE DEL LIBRO Unicenter Shopping L.3169
BOUTIQUE DEL LIBRO - Pilar Las Palmas de Pilar L. 1044
BOUTIQUE DEL LIBRO - Nordelta Av. de los Lagos 7010 L. 26
http://www.boutiquedellibro.com.ar

ANTÍGONA           - CORRIENTES 1555 (y Montevideo)
ANTÍGONA           - LAS HERAS 2597 (y Austria)
ANTÍGONA           - CERRITO 1128 (y Santa Fe)
http://www.antigonalibros.com.ar 



DAIN Usina Cultural - NICARAGUA 4899 (y Thames)
http://www.dainusinacultural.com/


CAPÍTULO DOS - CABELLO 3615 (y Scalabrini Ortiz)
http://www.capitulodos.com

CRACK UP - COSTA RICA 4767 (y Borges)
http://www.crackup.com.ar/

LIBRERÍA SANTA FE 

ALTO PALERMO SHOPPING     Santa Fe 3253 - Local 2012
AV. SANTA FE I                           Santa Fe 2376
AV. SANTA FE II                          Santa Fe 2582
CALLAO                                         Callao 335
BELGRANO                                   Cabildo 605 esquina Gorostiaga
Y SUCURSAL VIRTUAL:
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viernes, 12 de abril de 2013

Volver a buscar pareja


Volver a las pistas en la era facebookiana


Quien se separa tras años o décadas de estar en pareja, al intentar volver al ruedo se encontrará hoy con modalidades que cambiaron sustancialmente.
A adultos de mediana edad, la nueva soltería les depara sorpresas: algunas son sutiles, pero a otras cuesta acostumbrarse.
Aunque los cambios se vienen dando al multiplicarse las formas de comunicación, podemos analizar ciertas contras que a veces acarrean. Conocer los nuevos estilos de relación, siempre ayuda a adaptarse.
Hoy hay tener en cuenta algunas cuestiones:


Ya no hay citas a ciegas.
Aquél sistema que organizan amigos o familiares donde las personas a conocerse no sabían nada previo el uno del otro, casi no existe más. Esa cita a ciegas está en extinción; ya que hoy se exige nombre y apellido del otro para buscarlo en Internet y chequear de quién se trata. Antes de aceptar una salida se corre a entrecomillar al otro en Google y la mayoría de las veces no se sale si no se obtienen datos.


-A favor: Se allana el camino. Si la persona a conocer tiene Linkedin, Twitter o Facebook, hará visible su estilo, ocupación, gustos y hasta grupo familiar antes de mostrarse personalmente.
Inclusive, cualquiera puede volverse deseable con una buena exhibición virtual.


-En contra: Por alguna foto o comentario puede inferirse muy prematuramente que el otro no es compatible y, prejuzgando, arruinar la posibilidad de un encuentro beneficioso.





Ya no se habla por teléfono.
Para gente de hasta 40 años, se usa el mensaje de texto en cualquiera de sus formas. Si se llama se considera que hay demasiado interés. Se volvió demasiado íntimo o hasta invasivo; hoy casi se pide disculpas al llamar al otro a su celular.
El teléfono está demodé, salvo para mayores de 50, que aún no se acostumbran demasiado a chatear. (Porque además, no siempre andan con lentes encima o el ipod, como los jóvenes que lo llevan pegado a la mano.)


-A favor: Se es más creativo. El escribir exige pensar. (Twitter, por ejemplo, presenta el desafío de ser ingenioso en unas pocas palabras.) El lenguaje escrito del chat tiene otros tiempos y se piensa más antes de expresarse. 
Además, es gratis.


-En contra: No hay tonos: el texto puede malinterpretarse. Y si falla, puede parecer mala intención. El no recibir o enviar un mensaje a veces se confunde con escurrirse. 



(Uno escribió: “con tanto facebook ya no se puede ignorar a alguien tranquilo.”)



No se planifica en firme.
Se deja librado a cambios y reconfirmaciones antes de verse finalmente. Se evita hacer planes fijos y si se hacen, se asume que pueden ser cancelados a último momento. Hay “actualizaciones” permanentes, como si todos estuvieran muy ocupados. El motivo oculto suele ser especular con otras opciones. Se dice “hablemos”; se queda en el aire, se deja “fluir”.

-A favor: La independencia; la autonomía. La valoración de los espacios personales y el aprendizaje y compromiso con uno mismo y sus ganas, antes que el correr a “abrochar” con alguien. El respetar los tiempos propios y del otro; y adaptarse a cambios. “Hacerse amigo” del caos o la incertidumbre.

-En contra: La ambigüedad y vaguedad. La imposibilidad de comprometerse. Se forma un círculo vicioso en el cual pareciera que nadie termina de estar satisfecho con nadie, ni solo. Especulando siempre con algo mejor, puede uno quedarse “sin el pan y sin la torta.”


 


El zapping hoy ya no es exclusivo de la tele; ha llegado a las relaciones. Buscando el amor, podemos “cambiar de canal” rápidamente, así como también pueden hacerlo con nosotros. Desde que el sexo se consigue más fácilmente, el amor se ha puesto más difícil. Pero no es imposible: y cuando sucede es hermoso. Saber cómo están las cosas es cuidarse mientras se lo busca; para no quedar vacío o resentido al jugarse todas las fichas a un número que no sale.

La buena noticia es que lo virtual no implica menos sinceridad si no más. 
Conocernos, acercarnos y tener claros los planes de cada uno es un claro camino para el encuentro entre pares.
Y la vida, como dijo Vinicius, es el arte del encuentro.



martes, 9 de abril de 2013

Las señales “inconfundibles” en el look de las chicas



Lo de inconfundibles lo pongo entre comillas. Claro; es que pueden fallar y hay que aclararlo: eventualmente uno puede elegir un look que no representa su personalidad. Yo por ejemplo una vez salí con una chica y me puse una camisa a cuadros Kevingston, de manga corta, que me habían regalado. Claro: ni la marca ni la manga corta ni los cuadros me representaban, pero al vestirme dije “ma sí” y fue un error. Era la primera salida, la chica después nunca quiso volver a verme y a mi me gusta echarle la culpa a la camisa.
Del mismo modo cualquiera que me viera el pelo canoso podría decir que soy un tipo grande, sin embargo mi espíritu tiene 11 años. El look habla de uno, pero a veces no es tan así.

El prejuicio que otorga la imagen puede distorsionar la realidad intrínseca, pero no deja de ser divertido clasificar, y jugar a que el look tiene un significado real en las personas.

Hablemos hoy de algunas chicas; prejuzgando qué nos pueden decir sus aspectos:


 













- Aritos de perla:
“No soy fácil. Jamás me entrego en la primera cita; soy tradicional y deberás ser mi novio antes de tocarme un pelo.”



- Fotos sacando trompita con amigas:
Nací después de 1988, me llamo Ayelén o Agostina, como muchas de mis amigas. Escribo con errores de ortografía. No puedo salir de casa sin el Blackberry.”

          




- Muy linda de cara, pero gordita:
“Soy la más gauchita. Edípica; en el fondo no adelgazo porque si lo hiciera sería una bomba y traicionaría a mi padre porque todos me tirarían los galgos.”



- Look bailarina clásica: polainas y zapatillas de baile hasta para ir al cine.
“Soy algo sufrida y laburadora. En la cama me esfuerzo como en un ensayo general del Lago de los Cisnes. Lloro cuando acabo.”



- Look tabla. Cero tetas:
“Ojo que de atrás vengo muuuuy bien. Si me hiciera las lolas, ya sería afano.”



- Mucho colágeno en labios:
“Me separé hace poco y salgo con todo. Quiero que tengan ganas de morderme: en esta nueva etapa soy un chupete humano hembra.”


















- La que fuma mucho: (*)
“No la paso del todo bien. En algo estoy en desacuerdo con la vida. No tengo sexo como quisiera, ni en calidad ni en cantidad.” 

(*Nota: Fumar tiene algo meditativo. Más allá del supuesto placer, salir a fumar un cigarrillo es un momento en que uno se está quejando de algo, o necesita 5 minutos para estar consigo mismo probablemente a compadecerse de algo que le ocurre.
- Después del sexo, por ejemplo, a veces es necesario ese cigarrillo para decir: “lo pasé tan bien, que ahora debo ponerle humo a la cosa. Tiene que venir algo hostil, algo que me haga acordar que la vida también es una mierda.” ) 



- La que se cortó el pelo corto (recientemente):
“Me separé. Cambié violentamente el look porque no quiero saber más nada con mi anterior yo. (Ni con él.)”


- La que usa el pelo corto (hace tiempo):
“Soy algo fálica y quiero asumir el rol masculino. Tengo hijos varones y compito con el padre de ellos. 

(*Nota: Si es una mina de pelo cortito pero muy bella, puede estar queriendo limitar el arrastre por cuestiones de competencia laboral.)



- Pelo raro y de colores fuertes; piercings en lengua, boca y/o pezones; tatuajes múltiples por todos lados:
“Odio a mi padre y mamá es una boluda. Me gusta que crean que me cabe cualquiera. Tengo más personalidad que cualquiera del barrio.
Ah; y las que usan aritos de perla, son frígidas.”


martes, 2 de abril de 2013

El que no salta es un inglés viejito con músculos atrofiados



Hace unos meses jugaba Argentina–Brasil y estábamos con mi hijo en la cancha . Iba a salir la selección cuando el estadio empezó con el clásico cantito.
Me preguntó: - ¿Qué dicen...?
- “El que no salta es un inglés.”
- ¿Inglés?... Pero… Jugamos contra Brasil. ¿Por qué gritan eso?...


Me hizo una pregunta clave: yo siempre entré en conflicto con ese cántico.
En alguna oportunidad habré saltado con la multitud. Más de una vez he padecido el síndrome de Zelig, mimetizándome con las masas, aún sin estar convencido ni compartir íntimamente las intensiones.
Pero ya estamos grandes y a veces hay que depurar posiciones éticas; sobre todo habiendo niños que educar.

Por empezar, veo mal cualquier “el que no salta.” Es una imposición intolerante y sosa. No pretende la gracia de “a ver a ver cómo mueve la colita”, (insufrible también), si no agredir;  desenmascarar al foráneo o hermanarnos en un odio con el que nunca he comulgado.
“El que no salta, no tiene ganas”, iría mucho mejor. “El que no salta es un lisiado” tendría alguna lógica; “El que no salta está adherido al piso”…“Es un anciano con debilidad extrema”.
No me obliguen a saltar ni me pongan en la postura de tener que tomar postura. No salto y además me planteo la pregunta: ¿Por qué debería odiar a los ingleses?...
“Porque ocuparon las Malvinas”. “Porque son imperialistas.” “Porque quisieron invadirnos en 1806!” “Porque toman el te a las cinco.” “Por Maradona”…

Siempre me llamó la atención que, más allá de fanatismos o folclores competitivos, gran parte de quienes arengan con “el que no salta es un inglés” son los rolingas, tribu argentina que admira fervientemente a los Rolling Stones. (Ingleses, claro.)
La contradicción es parte del ser nacional, y por eso tenemos tantos psicólogos.

Generalizar, a veces es asesino. ¿Los ingleses? ¿Cuáles? Claro; ellos habrán tenido gobernantes o militares que no nos simpatizan; pero también los tuvimos nosotros. De hecho, nuestro gobernante militar mandó a matar ingleses (y argentinos) en una guerra. Claramente, en esos rubros, sigue habiendo seres detestables en todo el mundo.

Pero nos hemos criado con la inmensa y hermosa cultura inglesa. Poetas, actores, músicos, cineastas. Genios. Humanos. Los cuatro Beatles son ingleses. Los tres The Police. Todos los James Bond 007… Catherine Zeta Jones. No más preguntas, señor juez.


- Se equivocan, hijo.
Si querés saltá, pero no es obligatorio.