jueves, 20 de mayo de 2010

La gente se divide

La gente se divide entre los que no le creen al cartel de “Planta Completa” en el estacionamiento de un shopping y se quedan buscando ahí sin resignarse, y los que le confían y siguen directo al piso que fuera necesario.

(Como en tantas clasificaciones, no me decido a incluirme definitivamente en el grupo de los escépticos ni en el de los condescendientes.)

lunes, 17 de mayo de 2010

El mosquito en el ascensor.

Hace relativamente poco que ocuparon ese nuevo lugar. No más de tres años, calculo, hace que la mayoría de los ascensores empezaron a llevar siempre algún mosquito. No está claro porqué. Pero sucede.

Esos nuevos e insufribles acompañantes; no llegan a picar pero lo obligan a uno a moverse alterado, y a batallar ridículamente como queriendo cachetear al hombre invisible.
Cruzan de un costado a otro, rebotando de espejo a espejo, de dicroica a dicroica, desesperados, en una contienda final. Si el viaje es corto, zafan. Si son muchos pisos y se encuentran con un obseso como yo, fenecen seguro.

Cuando subo y ya hay alguien, por lo general no se toca el tema.

Parece una boludez. De hecho, me siento un boludo planteando esto.
Pero realmente no entiendo porqué no pasaba antes. Es nuevo; no es un recuerdo añejo.

El calentamiento global, podría arriesgar, sin entender demasiado el tema.
El dengue, la propagación del insecto a nivel zonal que lo lleva a buscar nuevos horizontes invadiendo sitios no acostumbrados. Ese aumento de densidad de mosquito por metro cuadrado, (el ascensor es un obvio ejemplo de metro cuadrado), probablemente causada por grandes laboratorios para vender insecticidas (otra teoría conspirativa de corporaciones a las que suelo adherir), y otros argumentos podrían esbozarse, pero no me dejan tranquilo.
Las razones; el conocer porqué pasan las cosas, no ayudan a dejarlo a uno tranquilo. Sobre todo si se trata de mosquitos. Esas criaturas vinieron al mundo a eso; a no dejarnos tranquilos. El Señor los puso en la tierra con ese fin. (Probablemente ellos piensen lo mismo de nosotros, pero no pueden expresarlo públicamente ni en ningún blog).

Y hasta el día en que tal vez los edificios vengan con ascensores anti-mosquitos, habrá que seguir dándoles batalla como Goliat contra David.
(Y Goliat era un boludo, definitivamente.)

martes, 4 de mayo de 2010

Presenté el best seller. (Etcheves me lee).



Este, es el presente que remé.
Desde que cerré; desde me llevé el cheque, pensé: “en tres meses es best-seller”.

Empecé vehemente. Me empeñé; perseveré.
Sé que de repente, me veré emerger en el éter celeste;
entre seres endebles,
que beben el te en Selquet…
Entre entes. Que ven tele; TVR, el Trece, RSM, Dexter…
Que leen Hesse en retretes…

Seré rehén de gente célebre. Del demente jet set.
Lepes. Brel. Mendez (“Fede” Mendez. El del seven). Teté. Zeeferer (ex Telefé).
Gente que me ve verde, en vez de verme ser.
Me ven mequetrefe, me ven pelele.
¡Que me esperen, que me respeten!
¿Qué querés? ¿Que me estrese? ¿Me enferme? ¿Que me de herpes?
¿Que me cremen? ¿Qué me velen en el césped de Vélez?... Que se serenen, che.

Sé que el que vence es el que lee Petete, en vez de ser Menguele, en vez de Goebbels. En vez de querer ser el jefe, el gerente. En vez de pretender ser Pelé.

Vence ese que es clemente, que se mete en redes,
el que ve el GPS… ¿Me entendés?

Sé qué es crecer. Sé que es temer perder el tren.
Sé qué es tener presente el envejecer, el fenecer. Creeme.
Se teme perder el semen. Empequeñecer el pene.

Seré breve: Este, per sé, merece ser best-seller.
Merece venderse, men.
Es menester que me llene de verdes,
que me entreguen el BM en Bremen.
Que me llegue el pe pe pe pe pe pé.
Que me besen, que me deseen entre breteles.
Que se me erecte, que se eleve perenne.
Que me empleen en Fms, en tele…
Que el que me lee, me espete: “Eeh!... Es excelente!... Tenés el germen de Senfeld. Tenés el gen; desde bebé.”

¿Me ves en Gente, me ves en Elle? ¿En Betel?
¿Me ves en el pesebre de Belén?

Me detendré. Seré breve: Leeme. (Etcheves me lee.)

lunes, 3 de mayo de 2010


Opiniones sobre "TODOS LOS HOMBRES SON SOLTEROS":


“… Apenas se empiezan a leer los cuentos de Novak uno se sorprende no sólo de cuánto uno desconoce del sexo ajeno, sino que no puede creer la cantidad de cosas que no ha advertido del propio.
Son mucho más que un puñado de historias de “gente común”. Son las grandes zonas inconfensables de la cotidianeidad. Son aquellos pensamientos que nos resultan vergonzosos pero también son la evidencia de sabernos profundamente acompañados.”
Ingrid S., 37 años, licenciada en comunicación.


“…Es una lectura que invita a más... No se puede parar. Sensaciones que -como dice algún personaje- por suerte no se muestran, sino sería una invitación al suicidio colectivo!! Comparten eso que pocos se atreven a “decir”, pero donde todos podríamos reflejarnos.”
- Silvina C., 44 años, abogada.


“… Con una chispeante espontaneidad, desvisten los conflictos del hombre entre el ser pensante y el ser actuante o sea su pene. Narran de forma sabrosa sus aventuras y desventuras; todas esas cosas que las mujeres deseamos conocer y después, padecer. Para divertirse leyendo.”
- Mónica L., 56 años, profesora de danzas.


“… Postales masculinas, pero no machistas. La historia de cuando el pelo se te cae y las hojas del calendario también. El temor de quedarnos solos, el empezar a mirarnos con cristales ajenos (hijos, mujeres, padres, pares) y sobre todo el darnos cuenta de que hay un tiempo para todo (hijos, mujeres, padres, pares, ja!) y que somos el resultante de nuestra historia, que a veces es como la soñamos y otras no. Leo a Novak y confirmo que, como dijo Bradbury, "Existe el humor para que la realidad no nos duela.”
- Martín P., 34 años, operador de radio.