Hace
unos meses jugaba Argentina–Brasil y estábamos con mi hijo en la cancha . Iba
a salir la selección cuando el estadio empezó con el clásico cantito.
Me
preguntó: - ¿Qué dicen...?
- “El que no salta es un
inglés.”
- ¿Inglés?...
Pero… Jugamos contra Brasil. ¿Por qué gritan eso?...
Me hizo
una pregunta clave: yo siempre entré en conflicto con ese cántico.
En
alguna oportunidad habré saltado con la multitud. Más de una vez he padecido el
síndrome de Zelig, mimetizándome con las masas, aún sin estar convencido ni
compartir íntimamente las intensiones.
Pero
ya estamos grandes y a veces hay que depurar posiciones éticas; sobre todo
habiendo niños que educar.
Por
empezar, veo mal cualquier “el que no salta.” Es una imposición intolerante y
sosa. No pretende la gracia de “a ver a ver cómo mueve la colita”, (insufrible
también), si no agredir; desenmascarar
al foráneo o hermanarnos en un odio con el que nunca he comulgado.
“El que no salta, no tiene
ganas”, iría
mucho mejor. “El que no salta es un lisiado”
tendría alguna lógica; “El que no salta
está adherido al piso”…“Es un anciano con debilidad extrema”.
No me
obliguen a saltar ni me pongan en la postura de tener que tomar postura. No
salto y además me planteo la pregunta: ¿Por
qué debería odiar a los ingleses?...
“Porque
ocuparon las Malvinas”. “Porque son imperialistas.” “Porque quisieron
invadirnos en 1806!” “Porque toman el te a las cinco.” “Por Maradona”…
Siempre
me llamó la atención que, más allá de fanatismos o folclores competitivos, gran
parte de quienes arengan con “el que no salta es un inglés” son los rolingas, tribu argentina que admira fervientemente
a los Rolling Stones. (Ingleses, claro.)
La
contradicción es parte del ser nacional, y por eso tenemos tantos psicólogos.
Generalizar,
a veces es asesino. ¿Los ingleses? ¿Cuáles? Claro; ellos habrán tenido gobernantes
o militares que no nos simpatizan; pero también los tuvimos nosotros. De hecho,
nuestro gobernante militar mandó a matar ingleses (y argentinos) en una guerra.
Claramente, en esos rubros, sigue habiendo seres detestables en todo el mundo.
Pero
nos hemos criado con la inmensa y hermosa cultura inglesa. Poetas, actores,
músicos, cineastas. Genios. Humanos. Los cuatro Beatles son ingleses. Los tres
The Police. Todos los James Bond 007… Catherine Zeta Jones. No más preguntas, señor juez.
- Se
equivocan, hijo.
Si
querés saltá, pero no es obligatorio.
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