¿Por qué gritan las mujeres?
Publicados el 27 Marzo 2011
Recomienda: Angeles González Castells
Calificación: Muy buena
”Recordé aquel viejo chiste, aquel del tipo que va al psiquiatra, y le dice, doctor, mi hermano está loco, cree que es una gallina. Y el doctor responde, pues ¿por qué no lo mete en un manicomio? Y el tipo le dice, lo haría pero… necesito los huevos. Pues eso más o menos es lo que pienso sobre las relaciones humanas, ¿saben? Son totalmente irracionales, y locas, y absurdas, pero supongo que continuamos manteniéndolas porque la mayoría necesitamos los huevos.”
“Annie Hall” – Woody Allen.
Volvemos a encontrarnos en las bellas instalaciones del teatro El Cubo.
Esta vez intentamos encontrar la respuesta a la gran incógnita de la noche:
¿Por qué gritan las mujeres?
No debe ser una respuesta fácil, claro está; pero nos dejamos llevar
por la propuesta e ingresamos a la sala con ansias y expectativas.
Esta obra, escrita y dirigida por Pablo Novak, es la cuarta de una serie
que intenta descifrar el comportamiento femenino, algo así como una
especie de misterio que obsesiona a la mente de este autor que ha
logrado una conclusión interesante con respecto a las relaciones humanas en general.
El amor, el sexo, la lealtad, los engaños, la familia, las culpas, lo eterno,
lo efímero, lo real, los sueños; todo se encuentra mezclado sin prejuicio
alguno con un humor exquisito y a la vez banal, quizás calculado de manera
exhaustiva resultando perfecto por su propia imperfección y por el mismo
absurdo que no deja de estar presente durante toda la obra.
Entre esta mezcla de sentimientos y sensaciones, no podían estar ausentes
los medios de comunicación y el psicoanálisis, que acompañan a los cinco personajes,
permitiendo que hagan su merecida catarsis y que busquen contención a la vez,
como cualquier hijo de vecino contemporáneo.
Tres mujeres, una madre y sus dos nenas, que por cierto no dejan de gritar
durante toda la obra, intentan salir adelante juntas, mezclándose entre amor y traiciones,
con la ausencia fundamental de un hombre como padre, que desencadena como
consecuencia casi estigmática en la ausencia de hombres y relaciones comprometidas
en la vida adulta de las ya crecidas hijas.
El amor, el humor y la complejidad de las relaciones humanas se presentan
durante toda la obra mezclados entre sí en un sinfín de coincidencias y casualidades,
o por qué no causalidades entre los personajes.
El monólogo inicial con el que comienza la obra nos da la pauta de qué dirección
tomará la obra, y cuál será el contexto de la misma. En él, el Pollo Mactas se luce
y le arranca más de una carcajada a cada uno de los espectadores.
La puesta en escena es muy acogedora y sencilla. La música acompaña desde
que comenzamos a ingresar a la sala, introduciéndonos a la obra.
El guión es muy bueno, con diálogos activos y eficaces, que sumado a
las excelentes actuaciones hacen que salgamos completamente satisfechos
con la obra que acabamos de ver; y por habernos sentido identificados con
al menos una de las situaciones que enfrentan los personajes.
Es realmente muy recomendable, para compartir junto a familiares,
amigos y/o junto a la pareja.