lunes, 28 de marzo de 2011

Crítica de Showonline

¿Por qué gritan las mujeres?

Recomienda: Angeles González Castells
Calificación: Muy buena

”Recordé aquel viejo chiste, aquel del tipo que va al psiquiatra, y le dice, doctor, mi hermano está loco, cree que es una gallina. Y el doctor responde, pues ¿por qué no lo mete en un manicomio? Y el tipo le dice, lo haría pero… necesito los huevos. Pues eso más o menos es lo que pienso sobre las relaciones humanas, ¿saben? Son totalmente irracionales, y locas, y absurdas, pero supongo que continuamos manteniéndolas porque la mayoría necesitamos los huevos.”
“Annie Hall” – Woody Allen.

Volvemos a encontrarnos en las bellas instalaciones del teatro El Cubo.

Esta vez intentamos encontrar la respuesta a la gran incógnita de la noche:

¿Por qué gritan las mujeres?

No debe ser una respuesta fácil, claro está; pero nos dejamos llevar

por la propuesta e ingresamos a la sala con ansias y expectativas.

Esta obra, escrita y dirigida por Pablo Novak, es la cuarta de una serie

que intenta descifrar el comportamiento femenino, algo así como una

especie de misterio que obsesiona a la mente de este autor que ha

logrado una conclusión interesante con respecto a las relaciones humanas en general.

El amor, el sexo, la lealtad, los engaños, la familia, las culpas, lo eterno,

lo efímero, lo real, los sueños; todo se encuentra mezclado sin prejuicio

alguno con un humor exquisito y a la vez banal, quizás calculado de manera

exhaustiva resultando perfecto por su propia imperfección y por el mismo

absurdo que no deja de estar presente durante toda la obra.

Entre esta mezcla de sentimientos y sensaciones, no podían estar ausentes

los medios de comunicación y el psicoanálisis, que acompañan a los cinco personajes,

permitiendo que hagan su merecida catarsis y que busquen contención a la vez,

como cualquier hijo de vecino contemporáneo.

Tres mujeres, una madre y sus dos nenas, que por cierto no dejan de gritar

durante toda la obra, intentan salir adelante juntas, mezclándose entre amor y traiciones,

con la ausencia fundamental de un hombre como padre, que desencadena como

consecuencia casi estigmática en la ausencia de hombres y relaciones comprometidas

en la vida adulta de las ya crecidas hijas.

El amor, el humor y la complejidad de las relaciones humanas se presentan

durante toda la obra mezclados entre sí en un sinfín de coincidencias y casualidades,

o por qué no causalidades entre los personajes.

El monólogo inicial con el que comienza la obra nos da la pauta de qué dirección

tomará la obra, y cuál será el contexto de la misma. En él, el Pollo Mactas se luce

y le arranca más de una carcajada a cada uno de los espectadores.

La puesta en escena es muy acogedora y sencilla. La música acompaña desde

que comenzamos a ingresar a la sala, introduciéndonos a la obra.


El guión es muy bueno, con diálogos activos y eficaces, que sumado a

las excelentes actuaciones hacen que salgamos completamente satisfechos

con la obra que acabamos de ver; y por habernos sentido identificados con

al menos una de las situaciones que enfrentan los personajes.

Es realmente muy recomendable, para compartir junto a familiares,

amigos y/o junto a la pareja.