lunes, 13 de mayo de 2013

Amistad: La mujer, un 7% más heavy



Siendo una de las cosas más lindas que tiene la vida, la amistad, tiene sutiles diferencias entre varones y mujeres. Hurguemos en algunas cuestiones.
Las mujeres, si bien estrechan lazos de por vida, son más pasionales en sus amistades. Cuando son niñas pequeñas ya hacen grupitos y fomentan rivalidades. Ya de bien chiquitas, van aliándose entre ellas, unas contra otras.
-Difícil que pase eso entre varones.-

La traición de una joven a otra es algo más común; el varón tiene más códigos y si alguno se mete con la novia de un amigo, representa un agravio sin vuelta atrás; enseguida es denostado y, considerándose que tiene “problemas”, condenado al destierro del grupo de pertenencia.


LA QUE COMPITE:
Hay mujeres que se la pasan desconfiando de otras porque en el fondo las ven como rivales ante los hombres. Como si de una competencia se tratara. Esto puede ya venir desde la cuna; en el disputarse, con mamá o las hermanas, la atención de papá. Es un clásico; e instaló aquella hipótesis de que “dos mujeres nunca son amigas, si no aliadas contra una tercera.”
Este tipo de chicas suelen llevarse mucho mejor con amigos varones (gays o heteros) que con amigas.
Hay también otras que compiten pero lo asumen: esto es más sano, ya que son concientes de que, por ejemplo, les resulta más fácil apoyar en la debilidad a una amiga, que acompañarla en sus éxitos.


LA QUE “SE BORRA”:
Puede ser tu mejor amiga: cuando está soltera la tenés pegada. Teje lazos de hermandad, pero así como es de entrañable, de pronto se vuelve extrañable: apenas se pone de novia desaparece y no la ves más. Es de las que supeditan su vida al amor; si bien puede entenderse, su accionar es algo egoísta. Dependiente de “él”, ya volverá a aparecer cuando “él”, pase a ser pretérito.


Amistad HOMBRE - MUJER:
Por supuesto que es posible. No habiendo atracción, funciona bárbaro. Se da  cuando hay admiración mutua, diversión, o empatía. Puede haber atracción en una de las partes, y ahí también funciona; siempre y cuando no supere una leve tensión sexual o una mínima expectativa que no corte el fluir ni haga sufrir al interesado. Puede también haber “pasado algo” que luego se apagó y dio paso a una amistad en la que ambos saben que el sexo arruinaría todo.


AMIGOS “CON DERECHOS”:
Es un mito. Mentira. Funciona bien en películas de Hollywood con Jennifer Aniston o símiles. Dura un breve lapso hasta que uno de los dos la pasa mal. El sexo nunca es “gratuito”; a la larga siempre habrá coste emocional. En algún momento sobreviene el “¿nosotros qué somos?” y se termina de pudrir todo.




REDES SOCIALES Y “SOLIDARIDAD DE GÉNERO”

Una amiga me contó que venía chateando en facebook con un tipo que le tiraba onda, pero en cuyas fotos se lo veía con esposa e hijos. Mi amiga, enojada, quería “desenmascararlo.” ¿Cómo es que andaba flirteando con mujeres online, si estaba felizmente casado? Merecía el muy pillo que lo expusiera ante el mundo. Yo intercedí censurándola rápidamente; pero ella se sentía en la obligación de solidarizarse con la mujer del tipo y en esa acción, con todas las mujeres.
Y eso es muy femenino.

La red formó “amistades” particulares; unió gente de opiniones comunes; cantidades de mujeres postean mensajes altamente íntimos, con despecho y ponzoña, dirigidos hacia el tipo abandónico. Procurando la  empatía de sus congéneres, confiesan públicamente desamores y traiciones, enamoramientos o  citas, con detalles como para vergüenza ajena.

Lo llamativo es que para un hombre es todo lo contrario: difícil que ellos ventilen sus planos sentimentales en la red; a menos que estén muy pollerudos o remando una situación con su chica. Tampoco harían el tipo de confesiones despechadas donde fueron dejados de lado o no los volvieron a llamar.
Respecto a la infidelidad, por ejemplo, la mayoría de ellas gozaría de un escrache generalizado a un varón infiel; algo que jamás se les cruzaría hacer a ellos.
La solidaridad de género, por lo tanto, es considerada al revés por hombres y mujeres, al menos en ese rubro. Ellos nunca “mandarían al frente” a alguien, mientras ellas casi sienten obligación moral ante las otras. (El estilo cambió: hace 30 años se usaba el “llamado anónimo”; una señora llamaba a otra ocultando su identidad para informarle: “lo han visto a su marido con otra mujer”. Hoy se etiquetan fotos comprometedoras o directamente se cuenta a todos los contactos de la red una infidelidad o ruptura.)


Y viene al caso un chiste que grafica bastante la cuestión:

“- AMISTAD ENTRE MUJERES:
Una mujer vuelve de pasar la noche fuera de su casa y le dice a su marido que durmió en lo de una amiga. El tipo llama a las 10 amigas de ella para confirmarlo.
5 niegan que su esposa se hubiera quedado a dormir.
3 dicen que no la ven hace meses; otra le recomienda un abogado y la última… lo invita a tomar algo con ella.

- AMISTAD ENTRE VARONES:
Un hombre vuelve de pasar la noche fuera de su casa y le dice a su mujer que durmió en lo de un amigo. La mujer llama a los 10 amigos de él para confirmarlo.
5 le confirman que él se quedó a dormir con ellos.
2 le dan detalles adicionales de la visita; otro le dice que acaba de irse de su casa y 2 le aseguran que aún se encuentra ahí.”





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