lunes, 31 de enero de 2011

ME OLVIDÉ DE LLAMARTE.


Tengo anotado llamar a mi madre hoy sí o sí. Hay que llamarla cada tanto.
Olvidarse por muchos días no es digno de jactancia y acarrea culpas. Si no llamás es para quilombo. Aunque es algo más femenino que masculino. Las mujeres la llaman cuatro veces al día por lo menos. Y a cualquier edad.
Bueno, en general hablan más, nosotros somos más monosilábicos al teléfono y ellas usan el celu para cualquier estupidez. En un shopping se oye: “Donde estás?”… “Atrás tuyo, boluda, cortá!”.
Odio esos llamados innecesarios.
Igual que el de pasar a buscar a alguien y no tocar más el portero. “Estoy abajo”... Qué gordos de mierda. No caminamos ni 3 metros. En cualquier momento construyen edificios sin portero eléctrico.

Y las mujeres con el teléfono son muy especiales. Se llaman entre ellas para preguntarse: “¿te llamó?..”. Las dos saben a quién se refieren. “Che, me llamó!...” Las compañías telefónicas deberían reducir tarifas a tipos que llamen chicas, porque ese llamado genera, sí o sí, 4 llamados más como mínimo. El de la chica a por lo menos dos amigas, a la madre, y el de la madre a su amiga Delia.
(Y el de Delia a su hijo. Que alejará tal vez el tubo sin prestarle atención.)

Otra cosa que odio es levantar mensajes que ya se de quién son. Algo le pusieron a los celus desde hace un par de años, que no se oyen bien, o entra directo el contestador o no llegás nunca a atender antes del cuarto ring.
Nunca.
Yo se que de un 92 % de los que llame me va a antender el contestador. Hace años muchos se inhibían y no dejaban mensajes. Ahora casi se inhiben cuando los atendés. “Pensé que me iba a atender la máquina” te dicen.
-“Ah, pará que te corto y hablás con ella.”
En esta era virtual ya estamos acostumbrados casi a no hablar con gente.

Y olvidarse de llamar a alguien no es grave pero hay que prestar atención.
Con el llamado a los amigos, como el de la madre, pasa algo similar. En general, y si querés conservarlos, medís: “me llamó el otro día, no lo llamé, le debo un llamado”. Si llamás a un amigo 3 veces y no te responde, ya es una ruptura. Yo soy de ofenderme hasta sentirlo una afrenta si alguien no me devuelve el llamado. También hay quienes, en cuestiones laborales, tienen como costumbre no devolverlos. Pero con ellos no hay que ofenderse porque no es personal. Son a quienes los llaman más de 59 personas por día, una cifra abultada; no devuelven llamados. Si los enganchás, suerte, si no no te ofendas. Probá cuando la secretaria te dice “está en reunión, ¿por qué asunto es?”, decirle: “Tenemos secuestrado a su hamster”. O algo más drástico como “Se está incendiando su casa, y me pregunta acá un bombero, hacha en mano, qué objeto personal le gustaría conservar”.
Quizá reaccione y finalmente el tipo “te llame en cinco”.
Porque esa es otra nueva: “Te llamo en cinco que estoy en reunión”.
¿Cinco años, o siglos?
Bullshit. “Te llamo en cinco” es un nuevo y piadoso verso cool.
Tenelo en cuenta. No esperes cinco, ni nada. No esperes, bah.
“Solo es feliz quien nada espera”.
Y Ricardo Montaner, también.

Bueno, te dejo porque tengo que llamar a mamá.